viernes, 5 de diciembre de 2008

Informitis

En un lugar cuyo nombre no quiero recordar, la semana pasada fue de días de abundantes desayunos y celebraciones por dos fechas que más bien valdría no conmemorar. La primera de ellas fue el segundo año del gobierno del Presidente del Empleo (¡quiero dos! empleos, no presidentes), y la segunda los cien días de vigencia del Acuerdo Nacional de Seguridad o algo así. Y digo que valdría más no conmemorar dichos eventos, ya que existen elementos de juicio para darse cuenta de que esto merecería un luto más que un festejo. El gobernador del Banco de México confirmó que en este mes la inflación alcanzó la cifra más alta en los últimos diez años, o sea, nos alcanza para menos que antes y antes ya no nos alcanzaba. Se ha acabado con la frágil estabilidad que nuestra moneda había tenido a lo largo de casi diez años, se acabó el dólar de a diez pesos, se dispararon los gasolinazos y también las balas que han cobraron cinco mil cadáveres (sólo son los que pueden ser contados), producto de la guerra contra el narcotráfico, entre ellos el de Juan Camilo Mouriño. En fin, pasó todo lo que nos dijeron que sucedería si votábamos por otro candidato, y más.

Lo anterior probablemente le causa terror, pero esto le sorprenderá: Los sondeos dicen que pese a la inseguridad y la crisis financiera, la labor de Calderón tiene 64% de aprobación ciudadana. No cabe duda que hay mentiras, malditas mentiras, y estadísticas.

Se perdieron miles de millones de pesos en sueldos y pensiones por causa de la especulación de los banqueros, pérdida que es causa de la abstención por parte del gobierno federal a implementar un marco regulatorio para que los bancos cuiden nuestro dinero, pues estos lo juegan como si de fichas de casino se tratara, ya sea en crédito, ahorro o inversión. Obviamente, el banco juega como La Casa, y como todos sabemos, ella no pierde. Aquí, lo único que se pierde es la cartera de los que nos encontramos en la necesidad de jugar a esta verdadera ruleta rusa, en la que estamos condenados a perder, consolándonos pensando en la posibilidad de que la CONDUSEF pueda hacer de nuestro juego algo más duradero.

Los abusivos cobros en materia de comisiones e intereses por parte de todos los bancos que operan en nuestro país, despertó a algunos bien intencionados legisladores la inquietud de reformar la ley, otorgando a la CONDUSEF facultades (dientes o uñas), que mejoren su desempeño regulatorio, mismo que ha dejado tanto qué desear durante todo lo que lleva de existencia.

(¿Lapsus mental?.- Felipe Calderón robó cámara en varios programas de televisión nacional durante esta semana. Nadie se preocupó por preguntarle sobre la crisis económica que afecta al país… Seguramente los entrevistadores sufrieron de amnesia temporal o consideran que la devaluación de nuestro súper peso no tiene tanta importancia)

En la práctica las cosas funcionan así. Usted se ve involucrado en un problema con la institución financiera, acude a la CONDUSEF a fin de fin de solucionar su situación y amablemente un burócrata se servirá de citar al representante legal de la institución financiera para que comparezca a llevar a cabo una negociación. Evidentemente esta citación es como los citatorios de la Agencia Conciliadora del Ministerio Público, las llamadas a misa y las mentadas de madre… si el banco quiere comparecer lo hace, si no, no, y no pasa nada. Una vez hecho esto y habiendo perdido tiempo valioso en vueltas y más vueltas, el burócrata de la CONDUSEF le dirá que esta situación “sólo puede ser resuelta recurriendo al Juez de la materia”. Ahora, esto es bien cierto, el problema es que mucha gente no tiene dinero para pagar a un abogado que la represente.

Es así como los bancos pueden cometer abusos que parecen concebidos por el mismísimo Satanás: Comisiones por emisión de cheque, comisión por disposición de efectivo, comisión anual, comisión por no tener mucho dinero en su cuenta de nómina, comisión por manejo de cuenta (hasta por robarlo a uno le cobran), y a eso hay que sumarle las tasas de interés más altas del planeta. Póngase este trompo en la uña… Todo esto NO lo paga un cliente de las matrices de los bancos extranjeros que aquí tenemos.

No me parece nada descabellada la idea de dotar a la CONDUSEF de facultades adicionales, pero al parecer existen pocas probabilidades de que esto prospere ya que el senado no tardó en desestimarlas. El argumento: “Sobran órganos reguladores en el país, hay más de quince (pero ninguno que cumpla su cometido). Además, vivimos en una competencia de libre mercado y esto debería provocar una baja en las tasas de interés”. ¿Qué tal? Bueno, al menos fueron sinceros al decir que “debería”.


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